La CNC critica la falta de competencia que coloca al país en el pelotón de cabeza de Europa
El precio de la 95 ha subido entre febrero de 2011 y febrero de 2012 un 21% sin impuestos
Muchos consumidores españoles creen que los precios que pagan por llenar los depósitos de sus automóviles son caros. Además, están convencidos de que las compañías distribuidoras se apresuran a subir los precios cuando la materia prima, el petróleo, sube en los mercados internacionales, y se hacen las remolonas cuando los mismos precios bajan. Pues bien, la Comisión Nacional de la Competencia (CNC) les ha dado la razón. La Comisión no solo certifica que los precios de los carburantes en España excluidos impuestos están entre los más altos de la UE, sino que conforma la existencia de "asimetrías en la velocidad de ajuste de los precios minoristas nacionales a las variaciones en los precios internacionales del carburante, de forma clara para la GNA 95 (gasolina de 95 octanos) y de forma débil para el GOA (diésel)".
Según los datos del estudio de Competencia "España se mantiene en 2011 como el tercer país con los precios antes de impuestos más elevados de la gasolina de 95 octanos (GNA95) [tras Dinamarca e Italia] y como el sexto más caro en términos de precios antes de impuestos en gasóleo de automoción (GOA)".
La intuición del colectivo consumidor tiene fundamento. El Informe de Seguimiento del Mercado de Distribución de Carburantes de Automoción en España elaborado en junio de 2102 por la Comisión Nacional de la Competencia le da la razón. El documento abunda en una verdad incómoda y polémica (para las empresas): los consumidores españoles pagan gasolinas y gasóleos excesivamente caros por la falta de competencia y son rehenes de las barreras que aún existen a la formación de un verdadero mercado de carburantes.
En realidad, es una denuncia que se repite. Competencia denunció las trabas a la competencia en los carburantes en informes elaborados con fecha septiembre de 2009 y marzo de 2011. Y la CNC no estaba sola. En 2008 fue el Banco de España el que cuestionó el funcionamiento del mercado de carburantes. Todo hay que decirlo: por mucha firma, orla y sello que hayan tenido los informes, los resultados para el consumidor han sido escasos. Como en el caso de la electricidad (datos de Eurostat), el sufrido, paciente y cumplidor consumidor español paga precios que están entre los más caros de la UE sin motivos que lo justifiquen más allá de que vive en una península y al Norte convive con una cremallera en forma de cordillera.
De acuerdo con los datos de la CNC, entre febrero de 2011 y febrero de 2012, los precios de la gasolina 95, sin impuestos, han subido un 21% (de 63,4 céntimos de euro por litro a 76,8) y los del gasóleo de automoción un 16% (de 70 céntimos de euro a 81,3 céntimos). ¿Mucho? Según la CNC, sí. "Esta evolución al alza de los precios minoristas antes de impuestos de los carburantes es común a todos los países europeos, si bien en España este incremento ha sido especialmente intenso respecto al ocurrido en la UE y en la Eurozona". "Comparativamente" prosigue la CNC "los precios minoristas de los carburantes en España, que ya estaban entre los más elevados de la U·E, se han mantenido en las primeras posiciones en el último año".
Con los precios de los carburantes en el podio, el consumidor podría esperar que las compañías aplicaran con rapidez las variaciones en las cotizaciones de la materia prima en el mercado internacional. Esperanza vana. Así lo relata, en el lenguaje oficial propio de los organismos oficiales la CNC: "El estudio econométrico realizado para España en el periodo 2005-2011 confirma la existencia de asimetrías positivas en la velocidad de ajuste de los precios minoristas antes de impuestos en respuesta a variaciones en los precios internacionales del carburante, de forma clara para la gasolina 95 y de forma débil para el gasóleo A". Traducido, las subidas se aplican rápido y las bajadas, despacio.
Subir como un cohete y bajar como una pluma
Es el fenómeno que la CNC denomina "de cohetes y plumas". No hace falta tener mucha imaginación para saber cuándo suben los precios como un cohete y cuándo descienden como plumas. El fenómeno pone de manifiesto, según la CNC que existen "ciertas rigideces en el mecanismo de formación de los precios nacionales, propias de estructuras de mercado poco competitivas". Por si alguien todavía tuviera dudas sobre lo que trata de decir Competencia, el documento subraya "a corto plazo, los precios antes de impuestos minoristas de gasolinas y gasóleos en España reaccionan más rápido ante los incrementos de los correspondientes precios de importación que ante sus reducciones". Rotundo. Y no es una anécdota porque, destaca el informe se producen "efectos nocivos de traslación de rentas, pérdidas de eficiencias y pérdidas de competitividad de la economía española en su conjunto".
Frente a los análisis de Competencia, la Asociación de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP) niega la mayor. "Es erróneo comparar las variaciones porcentuales entre el coste del crudo o del carburante y el precio en el surtidor" sostiene la AOP, "ya que los impuestos y otros costes minoran el porcentaje cuando se producen bajadas".
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