Es una de las aplicaciones más polémicas actualmente. Uber, la herramienta que pone en contacto a particulares para la realización de trayectos en vehículos privados llevándose un dinero por ello, ha sido acusada de actuar al margen de la ley.
El Tribunal de Comercio de Bruselas ordenó recientemente el cese de sus actividades en una decisión que fue criticada por la vicepresidenta de la Comisión Europea (CE) y responsable de la Agenda Digital, Neelie Kroes, quien aseguró que la sentencia no pretende "proteger o ayudar a los pasajeros, sino a un cártel de taxis". Aquí en España, la Confederación del Taxi exigió su retirada alegando que vulnera la legalidad establecida, fomenta el transporte pirata y no ofrece garantías a los viajeros.
Parece que no hay tregua para esta joven plataforma que fomenta el transporte colaborativo. En juego están los derechos de los usuarios, que en tiempos de crisis buscan alternativas de transporte más económicas; los de los transportistas, que están viendo peligrar sus puestos de trabajo y, por supuesto, los de Uber, que se defiende como puede alegando que tan sólo es una empresa de tecnología que ofrece soluciones para la movilidad urbana.
Desde Teknautas hemos hablado con Pierre-Dimitri Gore-Coty, mánager de Uber para Europa Occidental y del Norte:
PREGUNTA: ¿Cómo nació Uber?
RESPUESTA: En 2008, sus fundadores Travis Kalanick y Garrett Camp asistieron al LeWeb Conference en París. Allí surgió la idea de crear un servicio de coches con conductor en San Francisco en el que los usuarios pudieran compartir gastos y acceder al servicio a partir de un smartphone. La empresa se creó en 2009 y al año siguiente se hicieron las primeras pruebas en Nueva York con éxito, así que Uber empieza oficialmente en San Francisco en mayo de 2010. Desde entonces, hemos desarrollado otros servicios como UberPOP, que opera en Barcelona desde principios de abril.
P.: Actualmente existen distintas 'apps' dedicadas al transporte colaborativo, pero cada una se monetiza de forma distinta. ¿Cuál es su modelo de negocio?
R.: Uber es una empresa tecnológica que pone en contacto a particulares (conductores) con otros particulares (usuarios). No poseemos coches y tampoco tenemos a conductores en plantilla. Por su parte, UberPOP (el servicio de particular a particular que opera en Barcelona) permite a usuarios potenciales acceder a un servicio con información detallada sobre los conductores particulares, y a estos la posibilidad de utilizar su propio vehículo para obtener un ingreso complementario, lo que contribuye a generar nuevos negocios, puestos de trabajo e ingresos.
Nos aseguramos de que los conductores tengan seguros (seguro de responsabilidad a terceros, como mínimo). Verificamos sus antecedentes penales, nos aseguramos de que los coches estén en perfectas condiciones. Además, tenemos un seguro global válido en España que cubre daños corporales y materiales para terceras personas que actúa en caso de que las compañías de seguros no lo hagan por cualquier motivo. Y todos los pagos son trazables ya que se hacen mediante la tarjeta de crédito introducida en la aplicación, de los cuales un 20% va a Uber.
P.: ¿En cuántas ciudades se encuentran y cuál es su plan de futuro?
R.: Uber está revolucionando la movilidad urbana. Queremos estar en todas las grandes ciudades que necesiten un transporte urbano seguro, fiable y eficaz. Y Barcelona no es una excepción. Actualmente estamos presentes en 115 ciudades de 36 países en todo el mundo. 
P.: ¿Cuáles son las razones que les hicieron llegar a España?
R.: Barcelona es un polo tecnológico y de innovación puntero, así que era normal que Uber, una empresa tecnológica, decidiera entrar en el mercado catalán ofreciendo a sus residentes y visitantes una solución de movilidad inteligente. Una ciudad de más de 1,5 millones de habitantes que recibe cientos de miles de turistas de ocio y de negocios necesita disponer de más opciones de transporte urbano.
P.: Distintas asociaciones de transportistas españoles denuncian que Uber trabaja al margen de la ley, que fomenta el transporte pirata y no ofrece garantías a los viajeros. ¿Qué opina al respecto?
La respuesta de los taxistas a Uber son intentos desesperados por proteger una situación ancestral y tratar de impedir que nuevos actores entren en el mercadoR.: No se trata de legalidad vs. ilegalidad, sino de cómo tratar nuevos acuerdos entre personas (basados en los principios de la economía colaborativa), lo cual responde a las demandas de los residentes y turistas de Barcelona. La llegada de Uber, que ha recibido una excelente acogida por parte de los viajeros, no ha pasado desapercibida para los taxistas, que están acostumbrados a actuar en un contexto protegido. La respuesta de este sector son intentos desesperados por proteger una situación ancestral y tratar de impedir que nuevos actores entren en el mercado. Y esto no beneficia ni a los consumidores ni a los conductores.
Lo que realmente beneficia a los consumidores es la tecnología y la competencia. Estos factores ofrecen grandes beneficios en la calidad de los servicios disponibles para el usuario, para la comunidad en la que residen y para los impulsores de la economía local.
P.: Algunos taxistas también se quejan de que ellos tienen que pagar licencias de hasta 50 millones, comprarse un vehículo determinado y un seguro, lo que les hace competir en desigualdad de condiciones...
R.: Pero es que Uber proporciona un servicio diferente. Nuestros conductores asociados ponen su propio coche a disposición de otras personas, un coche que todo el mundo podría tener. Mientras que el sector de los taxistas restringe las licencias, lo que ha creado que se pague tanto por ellas. Hay maneras de construir un marco regulatorio para los trayectos compartidos. En California se ha conseguido gracias a la colaboración de las autoridades, el sector, empresas como la nuestra y la comunidad. Lo importante es dar a los usuarios más opciones y soluciones de transporte urbano inteligente.
P.: ¿Cree que el precio del transporte público es caro?
R.: No necesariamente. De cualquier forma, Uber lo que pretende es ofrecer opciones de movilidad más flexibles y adaptadas a los ciudadanos.
P.: Internet ha acabado con muchos modelos de negocio. ¿Cree que desaparecerán los transportes públicos por este tipo de servicios y que este es un paso natural?
R.: No. El verdadero cambio se producirá en la propiedad del coche. Cuando la oferta de coche compartido se generalice, la demanda de servicios como el nuestro, además del taxi y de otras ofertas de transporte público urbano, se mantendrá e incluso crecerá.
P.: El Tribunal de Comercio de Bruselas ordenó recientemente el cese de actividades de Uber en una decisión que fue criticada por la vicepresidenta de la Comisión Europea, Neelie Kroes. ¿Qué le parece que haya tanta disparidad de opiniones?
R.: Las declaraciones de la vicepresidenta de la Comisión Europea únicamente reflejan la visión de muchos ciudadanos de Bruselas que están hartos del proteccionismo y quieren soluciones innovadoras para su ciudad. La situación actual no beneficia a nadie: ni a los conductores, ni a los usuarios, ni a las ciudades. Sólo beneficia a ciertos sectores poco competitivos y proteccionistas. De cualquier forma, de momento Uber no está prohibido en Bruselas.
P.: Lo que está claro es que tras esta polémica hay en juego varios derechos. ¿Cuál cree que debería primar por encima del resto?
R.: Creo que por igual los derechos de las ciudades, de sus ciudadanos y de sus conductores, ya que con este tipo de aplicaciones tendrán más posibilidades de movilidad.
P.: Algunos abogados creen que servicios como Uber favorecen la economía sumergida. Otros, sin embargo, opinan que el derecho fiscal no puede distinguir si llevas a un acompañante para cobrarle un dinero o porque es tu amigo y sencillamente quieres hacerle un favor. ¿Cree que se debería regular de alguna forma?
R.: La regulación necesita adaptarse a las nuevas formas de economía entre particulares, no sólo en materia de intercambio de servicios, sino en su fiscalidad. Muchas de las leyes actuales existían antes de la llegada de internet y llevan décadas en vigor. Uber está trabajando con la ciudad de Barcelona, las autoridades y los ciudadanos para conseguir una solución que promueva la seguridad pública, la innovación y más opciones para residentes y conductores de la ciudad. Y nos encantaría contribuir a diseñar una nueva regulación.
P.: ¿Qué supuso la entrada de Google en Uber?
La situación actual no beneficia a nadie: ni a los conductores, ni a los usuarios, ni a las ciudades. Sólo beneficia a ciertos sectores poco competitivos y proteccionistasR.: Aunque la inversión de Google en Uber sea minoritaria, han sabido creer en la visión de nuestra empresa: la tecnología cambia la manera que tiene la gente de viajar y la mejora. Google ha entendido que Uber es una empresa tecnológica que pretende aportar eficacia al sector de la movilidad urbana. 
P.: ¿Cuál es el secreto de su éxito?
R.: Hay varios factores. Estamos revolucionando el sector del transporte urbano aportando una experiencia incomparable para los usuarios. Además, tenemos una clara vocación de servicio al consumidor basada en la reputación y hemos establecido un sistema de evaluación global que hace que el usuario en Barcelona o en Pequín valore un mismo servicio eficaz, seguro y al alcance del bolsillo.
P.: ¿Cree que Uber tiene futuro o sólo es una moda como muchas otras aplicaciones?
R.: Hay una tendencia global, que no una moda, que encaja con nuestra visión del transporte. Cada vez menos gente tendrá su propio coche, por lo que harán falta más recursos compartidos que beneficien a los usuarios, ofrezcan oportunidades de negocio y contribuyan a la descongestión y fluidez de las ciudades.