Compromiso y Experiencia

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domingo, 4 de septiembre de 2011

ENTREVISTA CON EL CONCEJAL DE MOVILIDAD DE BARCELONA


Eduard Freixedes:«En el taxi suceden cosas que no nos gustan y que exigen cambios urgentes»


CARLOS MÁRQUEZ DANIEL
BARCELONA

Eduard Freixedes no es un concejal al uso. Le gusta hablar, como a la mayoría de los políticos, pero el suyo es un discurso de titulares que va más allá de lo previsible, algo que ya no es tan habitual. El 20 de septiembre, este economista de 45 años será nombrado presidente del Instituto Metropolitano del Taxi (IMT), una ardua cartera que asume no como un marrón, sino como «un reto». Hereda un sector dividido y en plena transformación del modelo profesional. Tiene ideas para mejorar el gremio. Ahora falta que pueda desplegarlas.

-¿Qué receta trae para reflotar el denostado sector del taxi?

-Coincido con la radiografía que ha realizado EL PERIÓDICO en los últimos días sobre la situación actual del taxi de Barcelona. Es un colectivo que no está en su mejor momento y que vive muchas incógnitas. Debemos trabajar para que el taxista se gane bien la vida, solo así dará un servicio de calidad.

-¿Ahora no lo está dando?

-Empezamos a tener indicios de que si no tomamos decisiones, perderemos algunos puntos de calidad. El servicio es aceptable, pero es cierto que están sucediendo cosas que no nos gustan y que exigen tomar medidas urgentes. Antes era imposible que un conductor no supiera dónde está el Hospital de Barcelona y ahora esto está pasando.

-¿Y quién tiene la culpa? Hay quien le echa la culpa a los extranjeros…

-El taxi es un sector que se había dejado de la mano de Dios. De repente llegó la crisis y la Administración no supo cómo gestionarla. A partir de ese momento, empezaron esas situaciones preocupantes que le comentaba. En cuanto a los extranjeros, no creo que sean malos ni para el taxi ni para nada. Lo que sí es cierto es que ha entrado mucha gente nueva que no está haciendo bien el trabajo de taxista.

-¿Y qué hacemos con ellos?

-Hay que identificarlos. Y una vez cazados, hay que darles los instrumentos para que corrijan sus errores antes de regresar. Para identificarlos, el IMT dispone de inspectores, pero también es importante que los usuarios denuncien cualquier mala praxis del taxista.

-¿Animamos pues a la ciudadanía a que fiscalice la labor del taxi? Quizás con más inspectores del IMT…

-Así es. Cada conductor tiene una licencia. Se apunta y se presenta la denuncia. Tenemos que sacar de la calle a los que hacen daño al gremio y ponerles las pilas, reciclarlos. El IMT debe servir para algo más que cobrar cuotas a los taxistas. Para ellos somos un parásito. Hasta ahora, este organismo no pisaba la calle, como mucho apagaba fuegos y tomaba decisiones temporales. Es verdad que solo hay cuatro inspectores y que quizá hacen falta más, pero primero debemos conocer los números para ver hasta dónde podemos llegar.

-¿Y cómo es el IMT ideal?

-Debe ordenar el sector, alcanzar acuerdos con todos los interesados, dialogar con los sindicatos… En definitiva, ponernos de su lado. Más allá de sancionarles y cobrarles impuestos, hay que darles servicios.

-¿No habría que meter mano también al acceso a la profesión?

-Seguro. No podemos permitir que un conductor no conozca la ciudad o que no te entienda cuando le hablas en catalán. Ya hemos empezado a revisar el tema de los exámenes. Debemos preguntarnos cómo puede ser que haya taxistas que hayan logrado la credencial sin conocer dónde está Francesc Macià y sin entender una palabra de catalán e incluso de castellano. El primer examen de la nueva dirección será distinto.

-¿Cómo de distinto?

-El examen se puede hacer bilingüe, lo que ya exigiría conocer algo de las dos lenguas oficiales. Ahora es tipo test, pero el estoc que hay de unas 200 preguntas permite que muchos aspirantes las aprendan de memoria. Debemos subir a unas 1.500 preguntas y añadir uno o dos temas a desarrollar, obligando al alumno a escribir. No pediremos el nivel C ni que den una conversación fluida en catalán al cliente, pero no podemos permitir, insisto, que si le pides que suba las ventanas o que quite el aire acondicionado no entiendan nada. Tenemos un terreno de actuación rápida y clara para cerrar el paso a los que no cumplan unos mínimos.

-El sector reclama abrirse a otros mercados para diversificarse. ¿Cómo lo ve el nuevo Gobierno?

-El tema de los taxis de siete y nueve plazas lo abordaremos enseguida. Nunca hemos entendido la negativa a avanzar en este tema, ya que si un vehículo está homologado para transportar ese número de personas, no hay razón para vetarlo. En cuanto al resto de propuestas (transporte escolar, turístico o sanitario), lo iremos integrando en el debate.

-No les será fácil dialogar con un gremio tan atomizado…

-Sabemos que hay muchas organizaciones y que algunas no tienen muy buena relación entre ellas, pero aspiramos a que al final del mandato hayamos podido contentar a unos y a otros. Al fin y al cabo, el beneficio final que todos buscamos es la calidad del servicio. También queremos afrontar con ellos la posibilidad de convocar unas elecciones para tener intermediarios representativos. Nos ayudaría mucho saber quién es quién; saber quién habla realmente en nombre del taxi.

-¿Qué hay de las trampas? ¿Se han planteado de qué manera se puede frenar el tema de la estafa a los turistas en los hoteles?-Esto hace mucho daño a la ciudad… Hace falta un trabajo transversal: del mismo modo que ampliar el número de paradas implicaría hablar con los distritos para ver cómo se gana vía pública para el taxi, aquí tenemos que hablar con el gremio de hoteleros, algo que ya tenemos previsto.

-La portada de este diario se preguntaba el viernes si hay exceso de taxis. ¿Como lo ve usted?-Es una pregunta que ahora no puedo responder. Hace falta un estudio sobre la oferta y la demanda para poder ajustar el sector. Una cosa sí le diré: no funcionaremos a golpe de timón con medidas provisionales y temporales. Tenga en cuenta que la crisis desaparecerá tarde o temprano y el taxi se recuperará.

-¿Han pensado ya si subirán las tarifas del año que viene?-De cara al 2012 la idea es aplicar un aumento en la línea de la inflación. El taxi debe ser económicamente viable; si no lo es, se crean puestos de trabajo precarios que no generan un servicio de calidad. Eso no solo se consigue subiendo tarifas. Se pueden ofrecer servicios al taxi para que abaraten gastos, como gasoil y revisiones a precios más económicos.

-¿Revisarán el sueldo del gerente del IMT? Se habla de unos 100.000 euros anuales…-Se bajará, por supuesto. La vocación de servicio público obliga a reducir este sueldo./El Periodico de Cataluña

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